Los dulces coloridos son una de las maravillas que nos ofrece una de nuestras festividades favoritas: el Día de Muertos. Cada año, tanto niños como adultos esperan con ansias estas fechas, ya que es costumbre regalar o recibir alguna golosina. 

Caramelo Tradicional

Uno de los dulces más populares en esta celebración es el alfeñique, un caramelo tradicional elaborado de pasta de azúcar cocida y estirada en barras delgadas y retorcidas. Pero ¿cómo llegó el alfeñique a nuestro país? Antes de la llegada de los españoles, los antiguos pobladores no conocían el azúcar, por lo que elaboraban figuras en forma de cráneos de amaranto y pastas comestibles, las cuales usaban como regalo y ofrenda para sus muertos. De acuerdo con los historiadores, estos fueron los primeros alfeñiques que nuestros antepasados conocieron. 

La receta original del alfeñique era arábigo-andaluza y se preparaba con almendras. Sin embargo, después de la Conquista y con la prohibición del amaranto, los nativos comenzaron a usar la caña de azúcar para su fabricación y le agregaron adornos, pastas de colores, brillos, nuevas texturas, rasgos artísticos, olores, entre otras cosas. 

Parte de nuestra Cultura

Años más tarde, las monjas adoptaron el alfeñique como figura tradicional de las celebraciones de noviembre y diciembre. En la actualidad, el alfeñique es una tradición en la celebración de Día de Muertos.  Además, tiene una gran relevancia en nuestra cultura, a tal grado que se llegan a realizar ferias dedicadas al arte de su creación, así como conferencias, exposiciones, concursos y talleres.

Cada año, en la ciudad de Toluca, Estado de México, se lleva a cabo la tradicional Feria del Alfeñique. En los últimos días del mes de octubre, los pasillos de los famosos Portales se engalanan con puestos repletos de dulces de alfeñique en formas de calaveras, frutas, ataúdes, ángeles, animales, dulces cristalizados, de jamoncillo, bombones de chocolate, entre otros.