Alejandro González Sánchez

¿Dónde de encuentra?

A quince kilómetros de San Miguel de Allende se encuentra el pequeño poblado de Atotonilco, conocido por albergar el Santuario de Jesús de Nazareno de Atotonilco, uno de los mejores legados que tenemos del arte barroco y la arquitectura de la Nueva España. 

El recinto fue fundado en 1740 por el padre Luis Felipe Neri de Alfaro. Cabe resaltar que en sus inicios fungió como Casa de ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.

En cuanto a su estructura, el Santuario de Atotonilco se compone de la sacristía, seis camarines y siete capillas anexas: el calvario, Santo Sepulcro, Loreto, Santo Cenáculo, Purísima, Belén y Rosario.

El lugar está adornado con una obra mural, esculturas, cuadros y frescos, donde se representa la vida de Jesucristo.

Un viaje Visual

El artífice de la mayoría de estas imponentes imágenes y esculturas es Miguel Antonio Martínez de Pocasangre, cuyo estilo barroco exalta el detalle y el exceso de ornamento. Varios estudiosos señalan la gran relevancia de las pinturas y frescos que se encuentran en este lugar, pues comparan las similitudes entre San Miguel de Allende y Jerusalén.

Al ingresar al Santuario se nota la búsqueda de la espiritualidad, de las sensaciones y las pasiones internas que evoca la impresionante cantidad de obras de arte que tiene. Tanto es así que se le ha dado el título de la Capilla Sixtina de América.

En cuanto a su historia, sus paredes resguardan muchos sucesos extraordinarios de una época, por ejemplo, el intercambio cultural entre la población indígena y la europea. Esta última inspirada por la doctrina de San Ignacio de Loyola.

Con frecuencia solemos dejar de lado el trasfondo de lo que representa una obra arquitectónica, ya que a veces ignoramos el inmenso trabajo que requirió su construcción o simplemente no nos interesa. Sea cual sea la razón, los monumentos arquitectónicos son testigo de lo fuimos.